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¡Cuidado con quién hablas! Riesgos asumibles en el contacto espacial

La ciencia ha intentado, desde hace casi 50 años y sin éxito hasta la fecha, contactar con formas de vida tecnológica extraterrestres. Sin embargo, muchos hemos crecido con películas como Independence Day, que nos ponían ante la tesitura de una civilización más avanzada que venía a conquistar nuestro planeta. En el astrobito de hoy veremos un artículo que trata de dar una respuesta razonada a una pregunta de calado: ¿nos estamos poniendo en peligro al querer contactar con nuestros posibles vecinos?

Nuestros ¿queridos? vecinos

Hasta el día de hoy, la Tierra es el único planeta habitado conocido. Por tanto, también es el único que sabemos que alberga una civilización tecnológica como la Humana. Sin embargo, la ciencia no se basa solo en lo que conocemos, sino en lo que esperamos que esté ahí y buscamos, aunque aún no lo hayamos visto. Con ese propósito, proyectos como SETI han buscado señales de vida inteligente poblando el Universo durante décadas, y experimentos como Active SETI han tratado de mandar mensajes a planetas con posibilidad de estar habitados. Desde 1974, año en que el Telescopio de Arecibo mandó el primer mensaje, solo se ha tratado de contactar con media decena más de planetas.

¿Pero por qué tan poco?, ¿es que no hay candidatos interesantes? A día de hoy conocemos más de 5000 exoplanetas (planetas alrededor de una estrella distinta del Sol), de los cuales una fracción no despreciable podría ser potencialmente habitable. En nuestra galaxia, se cree que el número de planetas que reúnen características compatibles con la vida no sería inferior a los 40.000.000.000 (sí, cuarentamil millones). Si bien resulta muy difícil que una forma de vida llegue a desarrollarse para ser considerada una civilización, esta cantidad de planetas habitables aumenta mucho la probabilidad. Se estima que el número máximo de posibles civilizaciones en nuestra Galaxia son unas16000. Entonces el problema no parece ser de falta de objetivos. 

Las civilizaciones esperadas cubrirían un amplio espectro de desarrollo tecnológico. Para medir el grado de evolución técnica, Nikolái Kardashov propuso la que hoy se conoce como escala de Kardashov. Esta se basa en las cantidades de energía que una civilización puede obtener de su entorno. Típicamente tiene 3 categorías o tipos, de menor a mayor desarrollo: I, II y III. La Humanidad no llega ni al primer escalón. En este aspecto, la tecnología al alcance de una civilización de tipo I, capaz de aprovechar toda la energía disponible en su planeta de origen, resulta hoy de ciencia ficción, con cosas como viajes interestelares cercanos. Esta gran diferencia técnica es muy peligrosa, y nos lleva a la pregunta de si merece la pena arriesgarse a encontrarnos con una civilización hostil. Claro que no tienen porqué serlo…

El autor trata de estimar con un criterio científico nuestra mala suerte. Para ello utiliza el único ejemplo del que disponemos: la Tierra. Haciendo una serie histórica del último siglo, estudia cuántas invasiones ha lanzado cada país en los últimos 100 años. Para no sobrestimar el número de eventos a considerar, si se han dado en un mismo conflicto, se cuenta solo el que desencadenara este. Así, por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial solo se contaría la invasión de Polonia. De aquí se obtuvo una lista de las invasiones acaecidas por parte de cada país. Con ello, se pudo estimar la probabilidad de invasión de un país pesada por su gasto militar, que puede verse en la Figura 1. De aquí se pudo calcular la probabilidad media de invasión como la suma de las probabilidades individuales dividida entre el número de países del planeta, que toma como 195, llegando a que esta probabilidad es, en el límite superior, de 0.028%.

Posibilidad de invasión de los países en los últimos 100 años.

Figura 1: Probabilidad individual de que un país lance una invasión calculada según la serie histórica de los últimos 100 años. Crédito: Figura 1 del artículo original.

Aunque este dato ya podría arrojar luz sobre lo que esperar, cometeríamos el error de considerar que todas las civilizaciones se comportan igual, pero en realidad muchas cosas afectan. Algunos factores son difíciles de medir, como la cultura. Otros, sin embargo, parece tener sentido que estén correlados, como el consumo de energía. La tierra aún es un planeta de tipo-0, con un acceso a este recurso muy limitado. Sin embargo, en los últimos tiempos ha habido un crecimiento casi lineal en el consumo de energía que, al contrario de lo que pudiéramos pensar, parece tener el comportamiento contrario a un decrecimiento exponencial de las invasiones. En la Figura 2, puede  verse, en línea punteada, un ajuste de la evolución de las invasiones con los años. Usando estimaciones de evolución de consumo de energía, la Tierra llegará a ser una civilización de tipo-1 en 259.5 años. Para ese momento, la probabilidad global de invasión será de solo un 0.0014%, que el autor supone extrapolable a otras civilizaciones. Otros trabajos han puesto un límite superiro al número de civilizaciones de nuestra galaxia sobre las 16000. Yéndose al límite, se asume que todas estas podrían ser de tipo-1, y cogiendo las invasiones esperadas en la tierra, se llega a que, de estas, ¡solo 0.22 civilizaciones serían problemáticas! 

Evolución en los últimos 50 años del consumo de energía (verde) y el número de invasiones (gris)

Figura 2: En verde, la evolución del consumo de energía en el último medio siglo. En gris, el número de invasiones para el mismo periodo. La línea punteada azul corresponde a un ajuste exponencial de estos útlimos datos. Hay que destacar que ambas tendencias tienen comportamientos contrarios Crédito: Figura 2 del artículo original

El número calculado hasta ahora no sería las posibilidades de contactar con esta civilización. Para esto, se tienen que dar tres condiciones: que se mande un mensaje a un planeta habitado, que sus habitantes sean una civilización de tipo-1, y que esta tenga intenciones maliciosas. Usando el número estimado de planetas habitables y el número límite de civilizaciones, la probabilidad de que tenga intenciones maliciosas decrece hasta 5.52×10-8%, 18 veces menos probable que el impacto con la Tierra de un meteorito como el que extinguió a los dinosaurios. Considerando otros eventos igualmente trágicos, como un meteorito de 1 km (ya suficiente para tener efectos devastadores para la vida sobra la tierra), se llega a que es 18000 veces más probable un impacto de este que el contactar con una civilización invasora. 

En definitiva, siendo conservadores, pueden mandarse 18000 mensajes a planetas potencialmente habitados antes de igualar el riesgo que suponen eventos naturales y que escapan a nuestro control. Este número maximiza las posibilidades científicas de lograr contactar con civilizaciones tecnológicas con un riesgo mínimo. Aunque este trabajo resulte curioso por lo inusual del mismo, es importante tener en cuenta las consideraciones éticas y posible impacto de nuestras acciones científicas. El riesgo cero nunca existe, y es necesario tener una estimación seria, basada en lo que sabemos hasta el momento, con sus incertidumbres, sujeta a errores y cambios, de lo que podría suceder. Es necesario contar con un debate formado y calmado en el campo político. Este trabajo viene a suponer una primera base requerida para que dicho debate sea algo más que simple palabrería.

Acerca de Carlos Martinez Sebastian

Nacido en Madrid, estudié física en la Universidad Autónoma de dicha ciudad. Allí pude descubrir mi pasión por la astrofísica observacional, mundo en el que estoy dando mis primeros pasos. A día de hoy resido en Tenerife, donde estudio el máster de astrofísica en la Universidad de la Laguna. Realicé mi tesis de grado en modelos de evolución química de galaxias y actualmente, como tesis de máster, estudio un sistema binario de rayos X visto en el rango infrarrojo. También he trabajado en variabilidad en estrellas masivas. Mi tiempo libre lo dedico al deporte, los malabares, la magia y la lectura. Soy un apasionado de la filosofía y la historia.

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