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Próxima estación en la búsqueda de vida extraterrestre: Venus

  • Título original: Venus Life Finder Missions Motivation and Summary
  • Autores/as: Sara Seager, Janusz J. Petkowski, Christopher E. Carr, David H. Grinspoon, Bethany L. Ehlmann,
    Sarag J. Saikia, Rachana Agrawal, Weston P. Buchanan, Monika U. Weber, Richard French, Pete Klupar,
    Simon P. Worden, Darrel Baumgardner, and on behalf of the Venus Life Finder Mission Team.
  • Institución del primer autor: Department of Earth, Atmospheric and Planetary Sciences, Massachusetts Institute of Technology, 77 Massachusetts Avenue, Cambridge, MA 02139.
  • Estado: publicado en Aerospace (perteneciente a Multidisciplinary Digital Publishing Institute), de libre accesso.
  • Etiquetas: astrobiología, búsqueda de vida extraterrestre, exploración espacial, misiones espaciales, Sistema Solar, Venus.
Imagen destacada: fotografía del planeta Venus tomada por la sonda Mariner 10. En esta se observa la siempre presente capa de nubes de ácido sulfúrico. Créditos: NASA/Ricardo Nunes.

¿Dónde crees que es más probable que encontraremos vida extraterrestre en el Sistema Solar? ¿Marte, con lechos de ríos de antaño? ¿O quizás en los océanos de agua subterráneos de las lunas de Júpiter y Saturno, Europa y Encelado? Si has elegido una de estas opciones, según el artículo de hoy, ¡podrías haberte equivocado!

Los artículos que revisamos hoy proponen una idea radical: debemos de buscar en Venus. ¡¿Cómo es esto posible!?, estarás pensado. Pero la verdad, es que teniendo en cuenta la historia y características del planeta, ésta es una idea bastante sensible. Y esto es lo que defienden los arquitectos de las misiones Venus Life Finder (Encontrador de Vida Venus en castellano, VLF de ahora en adelante). ¡Vayamos a ver que se cuece!

¿Hay posibilidades para la vida en Venus?

Imagen 1. Esquema de la atmósfera Venusiana con componentes químicos relevantes para la vida o con abundancias anómalas remarcados (Blanco: hidrogeno, gris: carbono, naranja: fósforo, rojo: oxígeno, azul: nitrógeno, amarillo: sulfuro). La temperatura y presión atmosféricas se reducen con el incremento de la altitud. Por encima de los 60 km, éstas son soportables incluso para el cuerpo humano y el ácido sulfúrico es mucho menos abundante. Junto a extrañas abundancias de ciertos elementos, esto hace esta región interesante para la astrobiología. Créditos: artículo original.

La idea de la vida en Venus es muy antigua. Antes de que las misiones soviéticas Venera y las misiones americanas Mariner visitaran el planeta en los años 60 y 70, los astrónomos se percataron de que el planeta tiene tamaño y masa muy similares a los de la Tierra, y de que orbita en el borde interior de la zona habitable del Sol. La imaginación de entonces dibujó la superficie del planeta como un paraíso tropical cubierto en nubes eternas. Ahora sabemos que esto está muy lejos de la realidad. La superficie Venusiana es un infierno a 500 K de temperatura y con una atmósfera de 100 atmósferas terrestres (equivalente a 1 km bajo la superficie de los océanos en la tierra). Y por si fuera poco, estarías respirando letal vapor de ácido sulfúrico.

Sin embargo, hay dos líneas de esperanza en Venus. Primero, en las capas altas de la atmósfera, justo por encima de las nubes de ácido sulfúrico a unos 60 km de altitud, la temperatura y presión se parecen mucho más a las de la tierra (Imagen 1) y abunda la luz solar, una apreciada fuente de energía, sin que la radiación de alta energía sea una amenaza debido a la protección dada por la gruesa atmosfera. Y segundo, se cree que en el pasado el planeta fue diferente, cuando el Sol era menos brillante y océanos de agua cubrían su superficie. Así pues, la vida podría haberse formado como en la Tierra, y luego formas micróbicas podrían haber migrado hacia las capas altas de la atmosfera a medida que las condiciones empeoraron a lo largo de millones de años y puede haber sobrevivido hasta hoy.

En el artículo de hoy, se fijan en que precisamente en estas capas altas de la atmósfera se han detectado elementos químicos cuyas (escasas) abundancias son aún difíciles de explicar a partir de procesos atmosféricos o geológicos abióticos con los conocimientos actuales de la química. Estos incluyen fosfina, amoniaco, metano, oxígeno molecular e incluso agua (Imagen 1). No solamente esto, sino que muchos estudios astrobiológicos han propuesto modelos hipotéticos de como la vida podría persistir pese a las extremas condiciones. En particular, los autores sugieren que incluso en ambientes ácidos, formas exóticas de química orgánica pueden formar membranas similares a las de la vida micróbica en la Tierra, y que amonio emitido por procesos biológicos puede reducir la acidez localmente. Así pues, ¡la búsqueda está en marcha!

Las misiones Venus Life Finder (VLF)

Imagen 2. Esquema de la misión VLF en su estado globo-sonda. Después de ponerse a flote, la sonda explorará la atmósfera del planeta siguiendo sus corrientes naturales, oscilando entre 48 y 52 km. Además, también existe la posibilidad de que otras sondas sean lanzadas a la superfície desde e globo-sonda principal. Créditos: artículo original.

Los autores del artículo fijan tres objetivos para las misiones VLF: medir la habitabilidad de las capas altas de la atmósfera Venusiana directamente, buscar evidencias de vida, y preparar el terreno para la toma de muestras. La primera es la más simple: medir concentraciones de agua a diferentes altitudes, medir la acidez del ambiente, buscar elementos concretos, y medir temperaturas y presiones. La segunda trataría de buscar evidencia más indirecta: búsqueda de gases anómalos y materiales orgánicos y otros indicadores. Y finalmente, determinar si las nubes están hechas de partículas sólidas o líquidas y si estas son homogéneas alrededor del planeta ayudará a la recuperación de muestras en el futuro.

¿Y cómo planean hacer todo esto? Presentamos al proyecto VLF: incluye el lanzamiento de una sonda construida por Rocket Lab hacia Venus que hará medidas preliminares durante su caída a través de las nubes con un instrumento de radiación ultravioleta. La radiación ultravioleta debería de hacer brillar compuestos orgánicos con fluorescencia, permitiendo su detección, y también permitirá detectar la forma de las partículas de niebla por la reflexión de luz. Si se ven sólidas en lugar de líquidas, los autores sugieren entonces que el ácido sulfúrico podría estar congelado y no ser un obstáculo tan grande para la vida.

Pero esto serian solamente los preliminares. La parte principal de VLF va a ser un globo de cuatro metros de diámetro a una altitud fija de entre 48 y 52 km, donde las temperaturas oscilan entre los 37 y 87 grados centígrados (Imagen 2). Ésta va a llevar un espectrógrafo que medirá abundancias de gases directamente y un instrumento de radiación violeta mejorado. También tendrá un detector de materiales metálicos y medidores de acidez. Este globo también funcionará como una estación meteorológica glorificada, y, con un peso de 45 kg, surfeará las ondas y corrientes de la atmósfera Venusiana.

Retorno de muestras a la Tierra

Pero los autores del artículo argumentan que la mejor forma de sacar conclusiones es enviar una muestra de la atmósfera Venusiana de vuelta a la tierra y estudiarla en los laboratorios. Y precisamente por esto están diseñando una sonda que recogerá esta muestra y se lanzará de nuevo desde el globo. Sin embargo, el diseño final de esta sonda deberá de esperar a los resultados de Rocket Lab, pues dependerá de si las nubes tienen partículas sólidas o líquidas y de si las condiciones son homogéneas o no a lo largo de la atmósfera.

Comentarios finales

Venus no es el planeta que nos viene a la cabeza cuando pensamos en la astrobiología. Sin embargo, este es el planeta más próximo a nosotros, y con la observación de la vida en nuestro planeta podemos estar seguro de que ésta se busca lugar incluso en los ambientes más extremos, así que dejar pasar esta oportunidad seria una lástima. Sin embargo, ¡nadie debe de esperarse hombrecitos verdes viviendo en la nubes de Venus! Ningún tipo de vida existente ahí podrá ser más compleja que formas microbióticas habitando en gotas microscópicas o similar. Aún así, un hallazgo de nisiquiera la forma más simple seria un terremoto en nuestra concepción sobre la vida en el Universo, y por ende sobre nosotros mismos. ¡Adelante, Venus Life Finder!

Acerca de Miquel Colom i Bernadich

Nacido y criado en Catalunya, mostré mi interés por la astronomía desde bien chiquitito. Estudié física fundamental en la Universidad de Barcelona, cursé un máster en astronomía y ciencias del espacio en la Universidad de Uppsala, y ahora soy estudiante doctoral en Instituto Max Planck por la Radioastronomía en Bonn, Alemania. Mi tarea actual es cazar y analizar radiopúlsares, estrellas de neutrones magnetizadas con altas frequencias de rotación. En mi tiempo libre soy aficionado a los videojuegos, lector y excursionista.

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