- Título del artículo original: “Research Debt“
- Autores: Chris Olah and Shan Carter
- Institución del primer autor: Google Brain, California, Estados Unidos.
- Estado de la publicación: Publicado en Distill el 22 de marzo de 2017.
- Astrobite original: Distilling Astronomy, por Emily Sandford.
Crédito de la imagen destacada: Shan Carter under Creative Commons Attribution license
Nota del Traductor: El artículo original que hoy discutimos no trata de astronomía, sino de la manera en que se publican resultados científicos en general. Emily Sanford adaptó en su astrobite las ideas de Olah & Carter para aplicarlas al campo de la astronomía.
Una montaña de publicaciones
Comencemos con un cálculo corto, de los que se hacen en la esquina de un papel.
- Cada día se publican aproximadamente unos 50 artículos nuevos en el arXiv.
- En promedio, cada artículo tiene unas 10 páginas con unas 500 palabras por página.
- Las personas leen aproximadamente unas 250 palabras por minuto.
Así que para mantenerse al día de todas las novedades en astronomía en detalle, uno debería pasar unas 17 horas al día leyendo. ¡Perfecto! Nos sobran 7 horas para dormir y descansar antes de volver a la carga con el arXiv. Por supuesto, astrobites y astrobitos te ahorrarían algo de tiempo pero sólo resumimos un artículo por día.¹
Hay un pequeño problema con esta rutina de lectura: el número de artículos publicados cada año crece sin parar. Comprueben en la Figura 1 los resultados de la búsqueda más general posible de artículos astronómicos – número de artículos publicados entre 1950 y 2017 con la palabra “estrella” en su abstract.
Pueden intentarlo ustedes mismos con otras palabras relacionadas con astronomía, como galaxia, cosmología, planeta o agujero negro, y verán la misma tendencia. Artículos, artículos y más artículos. Si de verdad intentaran seguir el ritmo de este tsunami de nuevas publicaciones, las 7 horas de paz que les quedarían en el día disminuirían rápidamente. Cuando se publiquen 72 nuevos artículos cada día, tendrán que leer continuamente.
Claramente se está haciendo un montón de nueva astronomía. Pero, ¿son tantas publicaciones buenas para la astronomía?
La deuda de la investigación
Ningún astrónomo tiene 17 horas al día para leer nuevas publicaciones. La mayoría de nosotros nos limitamos a una o dos campos de interés para nuestra propia investigación, y dentro de esas áreas, solamente leemos un reducido número de publicaciones en detalle. Digamos que, para limitar la carga de lectura, leemos aproximadamente unos 5 abstracts. Esto nos ahorra una enorme cantidad de tiempo, pero sabemos que nuestra visión de la astronomía en general se va quedando anticuada. A menudo me pregunto cuántas veces repetimos las investigaciones en astronomía por culpa de nuestra desactualización – muchos astrónomos de diferentes campos de estudio se esfuerzan por resolver problemas análogos de forma independiente.
La diferencia entre el pequeño montón de astronomía que un investigador conoce y la abrumadora montaña de astronomía publicada en la literatura es lo que los autores del artículo que hoy analizamos llaman deuda de la investigación. Tal deuda es aún más obvia si la formulamos en términos del número de artículos publicados y el número de artículos que un astrónomo puede leer en detalle. Y la deuda crece escandalosamente si consideramos los artículos que tenemos tiempo de comprender y asimilar. El término de deuda de la investigación se refiere también a una explicación superficial y confusa de una idea nueva, a una introducción que no relaciona claramente un resultado nuevo con el trabajo que previamente se ha realizado en el tema, una elección pobre de comparaciones, vocabulario o notación a la que otros autores se refieren aún sin estar 100% de acuerdo. Estos son problemas comunes de la investigación: ¡la deuda es grande!
También se puede pensar en la deuda de la investigación como el esfuerzo que se pone sobre los lectores de las nuevas publicaciones. Una idea simple, explicada de un modo complejo, puede costarle al lector un tiempo valioso. Este tiempo tan valioso se multiplica por cada lector, y podría ahorrarse si el autor se hubiese tomado el tiempo de madurar su idea y explicarla mejor. Por dar un ejemplo sencillo, podríamos pensar en la escala de magnitudes astronómicas, inventada por los antiguos griegos y completamente contraria al sentido común. ¿Cuántos momentos de ligera confusión nos habríamos ahorrado si este sistema para medir luminosidades se hubiera revisado y actualizado?
Reduciendo la deuda
Ahora mismo hay muy pocos incentivos para invertir tiempo y esfuerzo en eliminar la deuda de la investigación. Ciertamente, los astrónomos que desarrollan explicaciones buenas e intuitivas para su trabajo obtienen pequeñas recompensas como mayores audiencias en sus charlas o artículos más citados. Pero las explicaciones malas también consiguen citas, y desafortunadamente, presentar un resultado de modo que la investigación parezca más complicada de lo que es no siempre tiene consecuencias.
Y, claro está, no incrementar la deuda no es lo mismo que reducirla. Reducir la deuda de la investigación es lo que los autores del artículo de hoy desean, así como el resto de los editores de la nueva revista Distill, al menos en el campo de computación llamado aprendizaje automático (machine learning, en inglés). Quieren incentivar lo que ellos llaman la destilación de la investigación, que consistiría en tomar la montaña de literatura, reducirla a las ideas esenciales y explicar claramente dichas ideas en los contextos adecuados. Olah y Carter argumentan que se les paga a muchas personas para que hagan investigación, pero a nadie se le paga para destilarla y la ciencia en general sufre como consecuencia.
Parte de su plan es la misma revista Distill, que aceptará resultados no limitados al formato tradicional de las publicaciones científicas. (¿Por qué, se preguntan, cada nuevo resultado por pequeño que sea necesita imbuirse en un artículo técnico y denso de 10 páginas?). Otra parte del plan es un premio de $10000 para “la explicación más espectacular del aprendizaje automático”. Y hay una tercera parte, quizás la que mejor se puede aplicar a la investigación en astronomía, que consiste en una serie de herramientas para hacer documentos interactivos incluyendo publicaciones científicas.
Si tuviera que destilar este astrobito, diría simplemente: “Astrónomos, recuerden que explicar es enseñar y enseñar es parte de nuestro trabajo”. El tiempo que se emplea en explicar las cosas bien está bien invertido, jamás malgastado, porque hace de la astronomía un campo de investigación más saludable. Si no queremos que las astronomía se separe irremediablemente en ciencias planetarias, cosmología, astrofísica de partículas y otros campos, más nos vale empezar a destilar astronomía.²
Notas del Traductor:
¹En el astrobite en inglés no se menciona a “Astrobitos”. Como nuestros lectores saben, no es estrictamente cierto que publicamos un artículo por día.
² Conviene aclarar que el artículo original se concluye que la deuda de la investigación conlleva una especialización excesiva.
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