En noches oscuras no es extraño poder observar meteoros en nuestro cielo, también conocidos como estrellas fugaces. Éstos son pequeños cuerpos viajando por el espacio que se encuentran con la Tierra, y debido a su gran velocidad, al entrar en contacto con nuestra atmósfera, la fricción hace que se calienten y brillen al atravesar nuestro cielo. Si el objeto es pequeño, es completamente consumido durante este proceso, pero si es lo suficientemente grande, una parte sobrevive y llega a la superficie de la Tierra en forma de meteorito. Los problemas comienzan cuando el cuerpo es aún más grande, porque el meteorito que alcanza la superficie puede provocar impactos que causen una gran destrucción a su alrededor, y en ciertos casos, eventos de extinción masivos, como el que eliminó a los dinosaurios hace unos 65 millones de años.
Con el avance de la tecnología, nuestra capacidad de predecir estos eventos aumentó, pero también hizo que surgiera una nueva pregunta: si en el futuro descubrimos un cuerpo que esté en rumbo de colisión con la Tierra y sea capaz de causar un alto grado de destrucción, ¿qué podemos hacer para evitarlo? Es así que nació el campo de la defensa planetaria, encargado de predecir este tipo de eventos, y buscar posibles formas de evitarlo, y en caso de que el cuerpo impacte a la Tierra, mitigar su efecto.
En búsqueda de posibles acciones ante una amenaza de este tipo, la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA desarrolló una misión espacial para determinar si la colisión de una nave espacial con un asteroide es capaz de desviarlo de su trayectoria original. Es así que nació la misión DART (Test de Redirección de un Asteroide Doble, por sus siglas en inglés), una nave espacial desarrollada en colaboración con las agencias espaciales europea (ESA), italiana (ASI) y japonesa (JAXA), cuyo objetivo era dirigirse hacia el sistema formado por un asteroide doble, Didymos y su pequeña “luna” Dimorphos que orbita a su alrededor, y chocar con este último. Comparando las órbitas de Dimorphos antes y después del choque, se puede evaluar la capacidad de la humanidad de desviar un asteroide. Es importante notar que los asteroides estudiados no presentaban ni presentan ningún riesgo de colisión con la Tierra.
El 24 de Noviembre del 2021 la nave fue lanzada usando un cohete Falcon X, y tras un viaje de casi un año, el 26 de Septiembre del 2022 la nave de poco más de 600 kilogramos impactó a Dimorphos con una velocidad de 6.6 kilómetros por segundo (unos 22500 kilómetros por hora), generando un impacto equivalente a la detonación de 3 toneladas de dinamita. El evento se pudo seguir en vivo, donde pudo verse una secuencia de imágenes asombrosa.
El impacto fue monitoreado por varios telescopios desde nuestro planeta, así como por la sonda LICIACube, un CubeSat que viajó con DART y se separó poco antes del impacto de forma de obtener imágenes del asteroide momentos después del mismo, donde se pudo observar la llamada pluma de eyección, una nube de polvo generada tras el impacto.
Finalmente, el pasado martes 11 de octubre la NASA confirmó los resultados de la misión. Antes del impacto, Dimorphos orbitaba alrededor de Didymos con un período de 11 horas y 55 minutos. La NASA había establecido que una reducción del período de 73 segundos, un cambio del 0.17%, hubiera bastado para declarar a la misión como exitosa. Pues bien, las nuevas mediciones establecen que el nuevo período de Dimorphos es de 11 horas y 23 minutos, 32 minutos (alrededor del 4%) más lento que antes y muy superior al límite original, convirtiéndose así en la primera oportunidad en que la humanidad es capaz de cambiar voluntariamente la órbita de un asteroide.
La comunidad astronómica sigue observando detenidamente al sistema Didymos-Dimorphos, intentando refinar aún más las mediciones de su período así como del material eyectado, de forma de entender mejor el efecto del impacto. Si bien aún queda mucho por investigar sobre los resultados de esta misión, y sobre la defensa planetaria en general, podemos dormir un poco más tranquilos sabiendo que estamos más preparados para desviar un asteroide en caso de que venga hacia nosotros.
Créditos de la imagen destacada: NASA, ESA, STSCI, HUBBLE
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