- Título original: Hubble Space Telescope Detection of the Nucleus of Comet C/2014 UN271 (Bernardinelli–Bernstein)
- Autores: Man-To Hui (許文韜), David Jewitt, Liang-Liang Yu (余亮亮), Max J. Mutchler
- Institución de los autores: Laboratorio State Key de Ciencia Lunar y Planetaria, Universidad de Ciencia y Tecnología de Macau
- Estado de la publicación: Publicado con acceso abierto en The Astrophysical Journal Letters y arXiv
Intrigantes desde hace miles de años
Aún sin entender su origen, los cometas han sido observados por la humanidad desde hace miles de años. Este desconocimiento los llevó a ser vistos un mal presagio, por ejemplo, en el Tapíz de Bayeux se asocia la aparición del cometa Halley del año 1066 con la invasión Normanda de Inglaterra (Figura 1).
Hoy en día sabemos que los cometas son objetos celestes que estan formados principalmente por rocas y distintos tipos de hielo (de agua, dióxido de carbono, etc.). Su propia composición nos da una idea de su origen: para seguir conteniendo hielo hoy en día, varios miles de millones de años después de la formación del Sistema Solar, los cometas deben permanecer lejos del Sol, en regiones como la nube de Oort o el cinturón de Kuiper, donde las temperaturas son lo suficientemente bajas. Sin embargo, si son perturbados por ejemplo por alguna estrella más o menos cercana, los cometas pueden ser lanzados a las regiones más cercanas al Sol, donde ocurre la llamada actividad de los cometas: el hielo se comienza a sublimar (es decir, pasar de su forma sólida a la gaseosa directamente), generando una nube de gas llamada coma en torno al núcleo del cometa. Ese gas arrastra consigo pequeñas partículas de polvo que se agregan a la coma, y son luego empujadas por la radiación solar, formando la característica cola de los cometas (Figura 2).
El gigante lejano
Nuestra comprensión sobre la actividad de los cometas se vio sacudida hace poco, cuando los astrónomos Pedro Bernardinelli y Gary Bernstein descubrieron un nuevo cometa, el C/2014 UN271, o simplemente cometa Bernardinelli–Bernstein. Este cometa presentaba actividad, pero a una distancia de 29 unidades astronómicas desde el Sol. Recordemos que una unidad astronómica es la distancia entre la Tierra y nuestra estrella, unos 150 millones de kilómetros. La temperatura prevista a esas distancias es de unos 220 grados Celsius bajo cero, lo que deja bastante mal parada a nuestra suposición de que las altas temperaturas producen la actividad de los cometas.
En el artículo de hoy, los autores analizan imágenes del cometa obtenidas usando el Telescopio Espacial Hubble (HST por sus siglas en inglés) para obtener más información de este extraño objeto. El primer problema al que se enfrentaron es que lo que llamamos “cometa” está compuesto por dos partes: el núcleo y la coma. Para estudiarlos apropiadamente deben ser separados, y es por esto que los autores generan un modelo de la coma mirando las partes más externas de la imagen. Con ese modelo, calculan cuál sería la contribución de la coma en las partes más centrales, y restan el resultado de ese modelo a la imagen original. El resultado de esta resta es la contribución del núcleo (Figura 3).
Ahora si, con los distintos componentes del cometa separados, los autores pudieron indagar un poco más en sus propiedades. El resultado más sorprendente es que el núcleo tiene un radio de unos 120 kilómetros. Como comparación, el cometa Halley, uno de los cometas más brillantes que puede ser visto desde la Tierra, tiene un radio de unos 10 km. Este resultado convierte al núcleo del cometa Bernardinelli–Bernstein en el más grande detectado hasta la fecha. Además, la estructura de brillo observada en la coma muestra que el polvo presente no fue liberado en un único evento catastrófico, como podría haber sido un choque con otro objeto, sino que se debe a la sublimación de algún tipo de hielo de forma más o menos continua.
Pero calma, que no panda el cúnico: Su perihelio, es decir, el punto de su órbita más cercano al Sol, se encuentra a unas 10 unidades astronómicas, más allá de la órbita de Saturno, por lo que no existe ninguna posibilidad de que el cometa represente algún peligro para la Tierra. Eso si, si el cometa presenta actividad en este momento, tan lejos del Sol, los astrónomos esperan que en el punto más cercano al Sol el cometa Bernardinelli–Bernstein nos proporcione aún más información sobre estos intrigantes objetos.
Créditos de la imagen destacada: NASA, ESA, Man-To Hui (Universidad de Ciencia y Tecnología de Macau), David Jewitt (UCLA); Procesamiento de la imagen: Alyssa Pagan (STScI)
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