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¿Por qué no cambiaré mi forma de pensar?

Astrobite original: Why I won’t change my mind, por Zephyr Penoyre


Esperamos que estén disfrutando nuestros artículos “más allá de” (N. del T.: serie de artículos publicados en Astrobites en inglés), yendo más allá de la investigación astronómica y más allá de los artículos publicados para hablar de cosas a las que nos enfrentamos los astrónomos y la astronomía en general.

Voy a ir un paso más allá, y hablar acerca de un asunto que directamente afecta no sólo a cualquiera en astronomía, sino a cualquiera que consuma cualquier tipo de medio de comunicación de la ciencia. Qué diablos, esto concierne a cualquiera que consuma oxígeno.

Voy a hablarles de un artículo que nos muestra qué tan inamovibles pueden llegar a ser nuestras opiniones y cómo tener mayor información no nos libera de nuestros sesgos.

Puede que te sorprenda ver un Astrobito escrito en primera persona, pero hay una razón para esto. Es fácil hablar acerca de los sesgos como un problema que sufren otras personas. Pero lamento decir que yo también tengo este sesgo, y no soy el único. Espero poder convencerte de que todos lo tenemos.

Espero que sea una lectura que disfrutes, aunque temo que pueda no serlo. Encuentro este artículo inquietante e incómodo y eso lo hace aun más importante.


Título del artículo original: Climate-Science Communication and the Measurement Problem, de acceso abierto
Autor: Dan M. Kahan
Institución del autor: Universidad Yale – Escuela de Leyes, New Haven, EEUU.
Estado: Publicado en Advances in Political Psychology (2015)

Existe una simple y reconfortante suposición que hacemos comunmente acerca de las personas con opiniones diferentes a la nuestra: que ellos no tienen la suficiente información para dar con la respuesta correcta (la nuestra).

Es un fundamental y loable principio del racionalismo el que dada más y más información las personas convergerán a una misma conclusión. Entonces cuando tenemos diferencias con alguien, podríamos con suficiente tiempo y recursos, convencerles de nuestro punto de vista educándoles, mostrándoles hechos y gráficos para cambiar gradualmente su forma de pensar.

Es un ideal utópico, el que una población educada, crítica y culta  pueda compartir las mismas creencias y valores.

¿Pero qué pasaría si eso no fuera cierto?

¿Que pasaría si mientras más sabemos, más nos aferramos a las lineas que dibujamos entre nuestro lado y el de ellos?

¿Que pasaría si, bueno, esto:

Una gráfica del artículo de Kahan, hermosamente redibujada por Quartz para mayor claridad. Muestra los grupos de personas con tendencias hacia  la izquierda y hacia la derecha que están de acuerdo en que hay evidencia de un cambio climático con causa humana. Mientrás a más ciencia e información hayan sido expuestos ambos grupos, más divergen sus opiniones. (N. del T.: Título de la gráfica “¿Está de acuerdo con que hay evidencia sólida de calentamiento global reciente debido principalmente a actividad humana como la quema de combustibles fósiles?”. El eje horizontal marca la “inteligencia científica” de baja a alta.)

Aquí vemos dos grupos, uno que se inclina políticamente hacia la izquierda  y el otro hacia la derecha (N. del T.: En la política interna estadounidense, al partido Demócrata se le considera como de ” izquierda” o “liberal” y al partido Republicano como de ” derecha” o “conservador”, aunque no necesariamente encajan con cómo se entienden esos conceptos en otros países). Conforme nos movemos de izquierda a derecha en la gráfica pasamos de baja cultura científica (basado en una serie de 18 preguntas de dificultad cada vez mayor sobre ciencia en general) a alta cultura científica. Estamos viendo (N. del T.: en el eje vertical de la gráfica) la fracción (de personas) que está de acuerdo con que hay fuerte evidencia de un cambio climático causado por los humanos.

Por supuesto que no es impactante ver liberales tendiendo a creer en un cambio climático causado por los humanos, mientras los conservadores hacen lo contrario. Pero lo que es impactante es que mientras mayor es tu educación científica, mayor cohesión hay dentro de tu grupo y más diverge tu grupo del otro.

Mientras más sabían los encuestados, más consistentemente creían en su lado. Aquellos que fervientemente negaban el cambio climático antropogénico, no lo hacían por falta de información, sino por exceso.

Yo creo en el cambio climático causado por los humanos. ¿Por qué? Porque he visto montones de evidencia que yo creo que confirma mi creencia. Yo hubiera esperado que, mostrándoles la misma evidencia, otros hubieran llegado a la misma conclusión.

¿Pero y si yo hubiera empezado en el campamento opuesto, y aprendido todo lo que he aprendido acerca de nuestro efecto sobre el planeta? Yo ahora podría, según esa gráfica, ser un bien informado y firme negacionista del cambio climático.

No todos los resultados de estos investigadores fueron tan preocupantes. Cuando les preguntaron (a los encuestados) lo que los científicos creen, en lugar de qué evidencia mostraron, ambos lados convergieron.

Del artículo de Kahan, comparando las respuestas de todos los entrevistados (izquierda) y entre grupos con tendencias religiosas y aquellos con poca o ninguna (derecha). Con forme ambos grupos se vuelven más instruidos en ciencias, divergen en su propia creencia en la evolución, pero más o menos están de acuerdo acerca de qué dice la teoría. (N. del T.: Título de gráficas superiores: “Los seres humanos, tal y como hoy los conocemos, se desarrollaron a partir de especies de animales anteriores. (Verdadero\Falso)”. El título de las gráficas inferiores: “De acuerdo con la teoría de la evolución, los seres humanos, tal y como hoy los conocemos, se desarrollaron a partir de especies de animales anteriores. (Verdadero\Falso)”).

Pero cuando la pregunta está desafiando directamente las creencias de los sujetos y se les atrapa en tanta controversia como la de la ciencia climática, las personas de cualquier opinión son capaces de encontrar modelos que apoyen sus creencias. Son capaces de burlarse y desacreditar, al menos para su propia satisfacción, la evidencia contradictoria con su visión. Resaltan y recuerdan cualquier cosa que confirme su opinión, y dejan de lado aquello con lo que no están de acuerdo.

Y cuando digo “ellos”, supongo que realmente quiero decir “yo”.

Estoy haciendo esto tan resueltamente como cualquiera. Apenas considero la noción de que yo podría estar equivocado sobre el cambio climático. Yo selectivamente leo, recuerdo y creo en la evidencia de nuestro impacto sobre el planeta. Yo ni siquiera realmente sé cuáles son los argumentos más importantes en contra del cambio climático.

No estoy diciendo que quiero una conversión, pero justo ahora no estoy bien equipado ni siquiera para una conversación.


La ciencia de cambiar la opinión de alguien es compleja y fascinante  y tal vez la exploraremos más en el futuro.

Pero dejemos sólo esto como advertencia: la información por sí misma no siempre es persuasiva. Está atada a la política de aquellos que la diseminan y a la visión de quienes la reciben. Hechos y gráficos sin contexto ni empatía son difíciles de comprender y fáciles de mal interpretar.

Cuando presentamos los datos por sí mismos podríamos ver nuestra propia narrativa en ellos, pero otros pueden ver la suya. ¿Quién debe decir cuál es más válida? Demasiados datos pueden ser tan confusos y manipulables como demasiados pocos.

La información que compartamos, sea con nuestros colegas, estudiantes, o el público debe estar acompañada de una cuidadosa y clara explicación. En una discusión cuando estemos de un lado, liberando una descarga de fuego de pura información, no es muy probable que podamos persuadir al otro.

Esto es importante obviamente para cualquiera que escriba o hable sobre ciencia, pero también para cualquiera que la lea y escuche. Podrías ser capaz de encontrar evidencia que apoye tus conclusiones en casi cualquier discusión, sin importar su intención. Y podrías aislarte a ti mismo de la evidencia que no calza con tu visión sin importar su validez.

Podrías manipular las conclusiones que sacas incluso cuando crees que estás buscando críticamente información de una variedad amplia de fuentes.

Yo podría haberlo hecho. Yo podría, y probablemente, lo haga de nuevo.

Hay poco que pueda hacerse excepto estar conscientes de nuestras propias limitaciones, en los argumentos que formamos y presentamos. Y ser conscientes y empáticos con las limitaciones de los demás.

Es más que sólo una ironía, el aislarnos a nosotros mismos del otro lado de un argumento.

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